Cada vez se sabe más de cómo funciona la mente humana y que muchas de las pautas de nuestro comportamiento cuando consumimos están directamente relacionadas con el proceso evolutivo del ser humano y la adaptación de nuestras emociones primarias a cada momento que nos toca vivir.El consumidor se moviliza alrededor de cuatro motivaciones básicas: para ser feliz, por amor, para distinguirse y para sobrevivir, partir de ellas sus deseos pueden ser infinitos. Mientras el desarrollo social y económico evolucionan, la raíz de nuestras emociones permanece, nuestro cerebro no ha cambiado en millones de años.Tenemos una necesidad innata de consumir y de buscar permanente nuevos bienes que nos satisfagan, pero el éxtasis no llega con la compra sino con el inicio de una nueva búsqueda. Este comportamiento de indagación permanente se produce de forma inconsciente en la mente del consumidor, lo que importa no es lo que tengo sino lo que deseo, lo que me queda por conseguir.
Para satisfacer de diferentes maneras este gran abanico de deseos, el mercado actual ofrece una gran variedad de productos y servicios adaptados a cada segmento de consumidores, con los atributos y la categoría de precio que mejor se identifican con sus diferentes estilos de vida.
Pero esto no es suficiente, nuestra capacidad de adaptación a la novedad eleva constantemente las expectativas y a pesar de los grandes avances sociales y económicos logrados en las últimas décadas, muchos consumidores se sienten frustrados y faltos de poder. No son unos inadaptados son humanos.