El Campo Grande y las enseñanzas de Baltasar Gracián para consultores

Campo Grande y Baltasar Gracián

Al leerlo de nuevo el poema Los Justos de Jorge Luis Borges me he detenido en la línea “El que descubre con placer una etimología” y mi recuerdo, tal magdalena de Proust, me ha llevo al banco del Campo Grande, refugio de mis lecturas adolescentes, entre la espesa hojarasca y el declamado canto de los pavos reales.

En mi banco, siempre escogía el mismo, leí “Oráculo manual y arte de la prudencia” de Baltasar Gracián, era para un trabajo de clase sobre el significado de algunos aforismos y palabras señaladas por el profesor.

Repasándolo de nuevo me ha sorprendido su plena vigencia para los tiempos que corren, se publico en 1647 en Huesca, te invito a compartir algunos aforismos que vienen a cuento sobre la conducta y el valor ético aplicado a nuestra profesión de consultores.

He respetado el número de cada aforismo seleccionado por si quieres profundizar más acudiendo al libro.

2. Genio y Ingenio: Genio y Ingenio. Los dos exes de lucimiento de prendas. El uno sin el otro, felicidad a medias.

11. Tratar con quien se pueda aprender. Sea el amigable trato escuela de erudición, y la conversación, enseñanza culta; un hacer de los amigos

14. La realidad y el modo. No basta la substancia, requiérese también la circunstancia.

16. Saber con recta intención. Aseguran fecundidad de aciertos.

19. No entrar con sobrada expectación. Ordinario desaire de todo lo muy celebrado antes, no llegar después al exceso de lo concebido. Nunca lo verdadero pudo alcanzar a lo imaginado, porque el fingirse las perfecciones es fácil, y muy dificultoso el conseguirlas.

24. Templar la imaginación. Unas veces corrigiéndola; otras ayudándola, que es el todo para la felicidad, y aun ajusta la cordura.

25. Buen entendedor. Arte era de artes saber discurrir: ya no basta, menester es adivinar, y más en desengaños.

26. Hallarle su torcedor a cada uno. Es el arte de mover voluntades; más consiste en destreza que en resolución: un saber por dónde se le ha de entrar a cada uno.

27. Pagarse más de intensiones que de extensiones. No consiste la perfección en la cantidad, sino en la calidad. Hacen algunos mucho caso de lo que importa poco, y poco de lo que mucho, ponderando siempre al revés.

41. Nunca exagerar. Gran asunto de la atención, no hablar por superlativos, ya por no exponerse a ofender la verdad, ya por no desdorar su cordura.

53. Diligente y Inteligente. La diligencia ejecuta presto lo que la inteligencia prolijamente piensa.

57. Más seguros son los pensados. Harto presto, si bien. Lo que luego se hace, luego se deshace; mas lo que ha de durar una eternidad, ha de tardar otra en hacerse.

60. Buenos dictámenes. Nácense algunos prudentes: entran con esta ventaja de la sindéresis connatural en la sabiduría, y así tienen la mitad andada para los aciertos.

61. Eminencia en lo mejor. Una gran singularidad entre la pluralidad de perfecciones .

68. Dar entendimiento. Dar entendimiento. Es de más primor que el dar memoria, Cuanto, es más. Unas veces se ha de acordar y otras advertir.

72. Hombre de resolución. Menos dañosa es la mala ejecución que la irresolución.

74. No ser intratable. No ser intratable. En lo más poblado están las fieras verdaderas. Es la inaccesibilidad vicio de desconocidos de sí, que mudan los humores con los honores.

80. Atención al informarse. Atención al informarse. Vívese lo más de información. Es lo menos lo que vemos; vivimos de fe ajena.

87. Cultura, y aliño. Cultura, y aliño. Nace bárbaro el hombre, redímese de bestia cultivándose. Hace personas la cultura,

99. Realidad y apariencia. Realidad y apariencia. Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen.

105. No cansar. Suele ser pesado el hombre de un negocio, y el de un verbo.

119. No hacerse de mal querer. No hacerse de mal querer. No se ha de provocar la aversión, que aun sin quererlo, ella se adelanta.

121. No hacer negocio del no negocio. Así como algunos todo lo Hacen cuento, así otros todo negocio.

122. Señorío en el decir y en el hacer. Señorío en el decir y en el hacer. Házese mucho lugar en todas partes, y gana de antemano el respeto.

130. Hacer y hacer parecer. Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen.

132. Usar del reconsejo. Apelar a la revista es seguridad, y más donde no es evidente la satisfacción; tomar tiempo, o para conceder, o para mejorarse: ofrécense nuevas razones para confirmar y corroborar el dictamen.

136. Ponerse bien en las materias. Tomar el pulso luego a los negocios. Vanse muchos o por las ramas de un inútil discurrir, o por las hojas de una cansada verbosidad, sin topar con la substancia del caso.

141. No escucharse. Poco aprovecha agradarse a sí, si no contenta a los demás, y de ordinario castiga el desprecio común la satisfacción particular.

142. Nunca por tema seguir el peor partido. Nunca por tema seguir el peor partido porque el contrario se adelantó y escogió el mejor.

147. No ser inaccesible. Ninguno hay tan perfecto, que alguna vez no necesite de advertencia.

148. Tener el arte de conversar. En que se hace muestra de ser persona.

150. Saber vender sus cosas. No basta la intrínseca bondad dellas, que no todos muerden la substancia, ni miran por dentro. Acuden los más adonde al concurso, van porque ven ir a otros.

151. Pensar anticipado. Hoy para mañana, y aun para muchos días.

152. Nunca acompañarse con quien le pueda deslucir. Tanto por más cuanto por menos.

155. Arte en el apasionarse. Si es posible, prevenga la prudente reflexión la vulgaridad del ímpetu. No le será dificultoso al que fuere prudente.

164. Echar al aire algunas cosas. Para examinar la aceptación, un ver cómo se reciben y más las sospechosas de acierto y de agrado.

166. Diferenciar el hombre de palabras del de obras Es única precisión, así como la del amigo, de la persona, o del empleo, que son muy diferentes.

169. Atención a no errar una, más que a acertar ciento. Nadie mira al Sol resplandeciente, y todos eclipsado.

176. Saber, o escuchar a quien sabe. Sin entendimiento no se puede vivir, o proprio, o prestado; pero hay muchos que ignoran que no saben y otros que piensan que saben, no sabiendo.

181. Sin mentir, no decir todas las verdades. No hay cosa que requiera más tiento que la verdad , que es un sangrarse del corazón . Tanto es menester para saberla decir como para saberla callar.

213. Saber contradecir. Es gran treta del tentar, no para empeñarse, sino para empeñar. Es el único torcedor, el que hace saltar los afectos.

225. Conocer su defecto Rey. Ninguno vive sin él, contrapeso de la prenda relevante; y si le favorece la inclinación, apodérase a lo tirano.

230. Abrir los ojos con tiempo. No todos los que ven han abierto los ojos, ni todos los que miran ven.

238. Conocer la pieza que le falta. Fueran muchos muy personas si no les faltara un algo, sin el cual nunca llegan al colmo del perfecto ser.

Cada cual que saque las enseñanzas convenientes.